007: Otro día para morir fue la tercera película en la que Pierce Brosnan le puso el cuerpo al mítico agente secreto James Bond y, como en toda la saga, estuvo acompañado por dos bellas actrices.
En este caso, las elegidas fueron Halle Berry y Rosamund Pike, dos rostros más o menos conocidos en aquel tiempo que luego se convertirían en dos estrellas de la pantalla grande.
Sin embargo, a pesar de que el film se convirtió en una plataforma de despegue para sus carreras, una de ellas acaba de confesar que no la pasó nada bien durante el rodaje..